Hermano/Hermana de la Familia Sa-Fa:
Con gozo queremos compartir contigo las conclusiones de nuestra experiencia capitular como Familia Sa-Fa formada por Hermanos y Laicos, animados a vivir y transmitir la alegría del Evangelio.
Gracias por tus fraternas aportaciones y el apoyo de tu oración. Como en las bodas de Caná, te invitamos a sentir que María nuestra madre, recuerda hoy a su Hijo que falta el vino: la alegría, la ilusión de ser Familia Sa-Fa. Te invitamos a escuchar y seguir su consejo: “Haced lo que Él os diga” (Jn 2,5).
Nos anima a seguir este consejo la Palabra que ilumina Nazaret: “Alégrate llena de gracia, el Señor está contigo” (Lc 1,26), que hoy María comparte con nuestra Familia y que el Capítulo asume como icono.
Hemos escuchado la invitación que en Evangelii Gaudium nos hace la Iglesia, la cual nos impulsa a vivir y transmitir la alegría del Evangelio con nuestra presencia, comunicación, fraternidad, audacia, predilección por los pobres, confianza en Dios y oración.
Durante el tiempo de escucha y mirada a la realidad hemos tratado de comprender a la Iglesia en sí misma, su misión profunda y el lugar de los jóvenes en ella. Con los informes del Consejo General y con la presentación de cada Provincia, hemos tomado conciencia de la realidad del Instituto en el mundo: nuestras raíces, nuestras fragilidades y nuestros aciertos. Únete a nuestra oración agradecida.
Detectamos limitaciones personales e institucionales, pero nos anima el saber con María, que nuestras debilidades permiten la manifestación de la fuerza de Dios, si confiamos con humildad en la asistencia del Espíritu Santo.
Hemos experimentado que la diversidad es una riqueza que el Señor nos ofrece. En la complementariedad se descubre la presencia del Espíritu. Contamos contigo...
El Instituto de los Hermanos de la Sagrada Familia define, con el presente Proyecto Educativo, el tipo de educación que pretende llevar a cabo en los centros escolares y demás espacios educativos en los que tiene una responsabilidad de dirección, de animación o de orientación.
La finalidad de este documento es la de establecer un vínculo de unidad entre las personas e instituciones de la Familia Sa-Fa que comparten el ideal educativo del Hno. Gabriel Taborin, ofreciendo los rasgos que caracterizan hoy la escuela Sagrada Familia en su tarea de construcción interna y de apertura a su misión eclesial y social.
La evolución de la sociedad y las orientaciones de la Iglesia llevaron al Capítulo General de 2007 a proponer la actualización del Proyecto Educativo del Instituto. La intuición central del Capítulo se traducía en la expresión "Nazaret, escuela de humanidad" y proponía como programa para estos años: "Estamos llamados a testimoniar que el carisma nazareno del Hermano Gabriel es un don para la Iglesia y para la sociedad, una oferta de humanidad y humanización a imagen del Hijo de Dios hecho hombre, en la convicción de que "cualquiera que sigue a Cristo, hombre perfecto, llega a ser él también hombre pleno" (Gaudium et Spes, 41). Nuestra contribución al proceso de humanización en las distintas culturas, iluminadas por el evangelio, basará su inspiración en la escuela de Nazaret,"donde la Sagrada Familia vivió el misterio de la encarnación, y se dejó modelar por la acción del Espíritu"...
El Hno. Gabriel Taborin nace el primero de noviembre de 1799 en el contexto de la Revolución Francesa. Su vida, su vocación y su misión se desarrollan dentro de ese contexto socio-político- religioso y en el posterior contexto de la restauración.
Muere en 1864 y durante todos esos años la evolución social, política, religiosa y educativa sufren grandes vaivenes. En medio de ellos se desarrolla la vida del Hno. Gabriel y la fundación del Instituto de los Hnos. de la Sagrada Familia.
Sin duda que el contexto eclesial, el desarrollo de la Iglesia, su reorganización, el proyecto pastoral y la restauración influyen en el proceso del Hno. Gabriel como influyeron las experiencias de la Revolución y los posteriores acontecimientos sociales y políticos de esos años.
Un aspecto clave en esa reorganización del Estado y de la Iglesia fue el tema del entramado social, la educación y la pastoral. En ellas se involucra también la Comunidad de los Hnos. de la Sagrada Familia y muchas otras congregaciones que surgen en la época para colaborar en esa misión.
En 1779 las heridas de la Revolución no han cicatrizado todavía. En las zonas rurales de Francia, muchos grupos de cristianos celebran la fe y la defienden en la clandestinidad reuniéndose en los graneros, las bodegas de las granjas y casas de campaña, en los sótanos y lugares alejados para rezar y mantener la fe. La fe en estos contextos es parte fundamental de la cultura de esos pueblos. Personas valientes esconden a los sacerdotes que viven en la clandestinidad, para salvarlos de la persecución religiosa. Los pueblos de la campaña, sobre todo, han quedado sin maestros ni sacerdotes referentes del entramado cultural. Muchos niños, jóvenes y familias han quedado en el abandono y muy desprotegidos debido a los acontecimientos vertiginosos y cambiantes de esa época. La carencia cultural, religiosa y material es muy grande en esos momentos en los pueblos de las zonas rurales.
Durante los siglos tercero y sexto después de Cristo, algunos hombres y mujeres deseosos de profundizar en la verdad y el bien de la persona, se retiraron al desierto con el fin de encontrarse con la propia verdad “despojándose de todo apoyo y, en soledad”, poder descubrir los propios “vacíos, límites, manías, seguridades, tranquilidades, adicciones, el propio pecado y la calma en quien es manantial de vida”. El desierto y la soledad, si bien asustan, ejercen una extraña fascinación, sino veamos hoy la necesidad de contacto con la naturaleza, la vuelta al “Uruguay Natural”... Estos hombres y mujeres que se fueron al desierto, querían descubrirse, descubrir las fuerzas de la oscuridad y encontrar la luz que realmente llenara los vacíos y compulsiones tontas.
Ellos no elaboraron ninguna teoría sobre la esencia y existencia humana, no elaboraron ninguna teoría psicológica ni ninguna terapia especial; nos han dejado simplemente su experiencia personal de ese proceso en el desierto y soledad, de lo que vivieron y descubrieron. Han vivido en carne propia lo que significa ser un ser humano; han experimentado el camino de maduración y el que conduce a Dios manantial de donde brota la vida. Nos hablan de qué sendas son las que conducen a la vida y cuáles al abismo. Nos dicen que es posible trabajar sobre uno mismo, dejar a tras nuestro pasado y emprender el camino de desapropiación de descentrarse para mirar más alto. Estamos llamados a ser uno con Dios y esa es nuestra mayor dignidad.
El camino que lleva a convertirse en ser humano y a ser uno con Dios es fascinante. En ese camino nos encontramos con los abismos del alma, y por eso mismo, nada que sea humano nos será ajeno, nada nos sorprenderá ni asustará. Para esto no solamente necesitamos constancia, disciplina y el Espíritu de Dios sino también una gran dosis de humor. De igual manera necesitamos de gran valor para sumergirnos en nuestra propia humanidad y observar, alegre y serenamente los muchos subterfugios, manipulaciones, seducciones, manías, adicciones, seguridades, enquistamientos, defensas para evadir el encuentro con nuestra verdad y sobre todo el encuentro con el verdadero Dios. Sin embargo debemos confiar en que Él nos acompaña.
El Hno. Gabriel Taborin nace el primero de noviembre de 1799 en el contexto de la Revolución Francesa. Su vida, su vocación y su misión se desarrollan dentro de ese contexto socio-político- religioso y en el posterior contexto de la restauración socio-político-religiosa.
Muere en 1864 y durante todos esos años la evolución social, política, religiosa y educativa sufre grandes vaivenes. En medio de ellos se desarrolla la vida del Hno. Gabriel y la fundación del Instituto de los Hnos. de la Sagrada Familia.
Sin duda que el contexto eclesial, el desarrollo de la Iglesia, su reorganización y restauración influyen en el proceso del Hno. Gabriel como influyeron las experiencias de la Revolución y los posteriores acontecimientos sociales y políticos de esos años.
Un tema clave en esa reorganización del Estado y de la Iglesia fue el tema de la educación en ella se involucra también la Comunidad de los Hnos. de la Sagrada Familia y muchas otras congregaciones educacionistas que surgen en la época para colaborar en esa misión.
En 1779 las heridas de la Revolución no han cicatrizado todavía. En las zonas rurales de Francia, muchos grupos de cristianos celebran la fe y la defienden en la clandestinidad reuniéndose en los graneros, las bodegas de las granjas y casas de campaña, en los sótanos y lugares alejados para rezar y mantener la fe. Personas valientes esconden a los sacerdotes que viven en la clandestinidad, para salvarlos de la persecución religiosa. Los pueblos de la campaña, sobre todo, han quedado sin maestros ni sacerdotes referentes de su vida social. Muchos niños, jóvenes y familias han quedado a la intemperie y muy desprotegidos debido a los acontecimientos vertiginosos y cambiantes de esa época. La carencia cultural, religiosa y material es muy grande en esos momentos en los pueblos de las zonas rurales.
En este tiempo de calma tras la tormenta, que condicionará el nuevo siglo que nace, cerca de la frontera entre Francia y Suiza, en las montañas del Jura, a 730 metros sobre el nivel del mar, en un pueblo llamado Belleydoux de 700 habitantes, a unos 100 Km de Lyon y otros tantos de Ginebra, nace el Hno. Gabriel Taborin Poncet.
Percibo, en este contexto y por lo que le toca vivir, que Gabriel es un hombre que se siente responsable del mundo y de la Iglesia porque se sabe en este mundo y en esta iglesia. Su familia vive inmersa esos acontecimientos y comprometida con la defensa de la vida y de la fe. Ese testimonio lo recibe de sus padres de su padrino y del resto de la comunidad de su pueblo...
educar el corazón, educar el espíritu la interioridad, la capacidad mística de la persona, la racionalidad abierta y dialógica. Tener en cuenta que uno de los aspectos más importantes en la tarea educativa del Hno. Gabriel, una de las intuiciones claves fue “Educar la conciencia”, “educar el corazón de un niño supone... ver Nº 643 y 645 del N.G.” y la vinculación de la conciencia con Dios
fueron intenciones e intuiciones claves de la propuesta de Gabriel. Difícil cuidar la vida si no ha desarrollo de la conciencia y ambientes que la confronten.
Educar y formar la conciencia. Sin ella nada es posible. Con la conciencia surge la racionalidad, el buen juicio, el saber, el saber vivir, el saber hacer y el saber ser. Surge la responsabilidad y la libertad. No hay ni puede haber conciencia sin la posibilidad y capacidad de ponerse frente al otro pues ahí puede aparecer la verdad de mi mismo. La formación de la conciencia propicia una identidad propia, crea una mentalidad y esto puede generar una cultura capaz de ser evangelizada, de entrar en diálogo...
La educación católica ofrece su contribución a la tarea de la humanización poniendo al servicio de la sociedad su tradición espiritual y pedagógica.
Veamos cuatro convicciones, al menos, que le son esenciales a su identidad. Estas convicciones no están reservadas para la escuela católica. También la escuela pública puede y debe enriquecerse con ellas pues esta riqueza es parte de la cultura universal. Pero la educación católica la pone en obra a través de la óptica del Evangelio.
Los estudios en sí mismos, las actividades del aprendizaje son, en efecto, un medio importantísimo a través del cual se efectúa la educación del joven, a través de los cuales su humanidad se forma. Es ejercitándose en el estudio que el joven va adquiriendo las competencias de base que construyen su personalidad: capacidad de trabajo, rigurosidad intelectual, la organización de su tiempo, la curiosidad, el espíritu crítico, la fortaleza, la solidaridad, la capacidad de comunicación, la auto evaluación etc. Gracias al estudio el joven aprende a descubrirse, conocerse y conocer sus talentos, sus gustos y deseos. Adquiere así una identidad y forja su futuro. Los estudios, el ejercicio del estudiar tiene que jugar un triple rol:...
Roma, 20 de juni de 2020
Estimados Hermanos, miembros de las Fraternidades Nazarenas, Aspirantes a Hermanos, Comunidades Educativas, Comunidades cristianas, Catequistas y amigos de la Familia Sa-Fa:
Recibid en mi nombre y en nombre del Consejo General un fraternal saludo y nuestros mejores deseos de salud y de esperanza para todos.
La situación mundial que estamos viviendo como consecuencia del coronavirus me llevó en el mes de abril a enviaros una carta en la que hacía un primer balance de la repercusión que esta pandemia estaba teniendo en la Familia Sa-Fa. En aquella carta os invitaba a vivir esta circunstancia con responsabilidad y como una oportunidad para buscar un nuevo modo de realizar la misión y expresar el carisma. Especialmente llamaba a hacer fecundo este tiempo en ámbitos como la vida interior, la familia, la comunidad, la formación permanente, la misión y la solidaridad.
Quiero dirigirme de nuevo a todos vosotros, ahora que entramos en la fase de recomenzar las actividades, buscar solución a muchas situaciones y mirar al futuro. Esta pandemia de coronavirus sigue aquejando duramente a todos los países donde está presente la Familia Sa-Fa. En algunos lugares se van dando pasos hacia la apertura de movimientos y actividades, mientras que en otros están aún en confinamiento.
En los meses pasados, 9 Hermanos han sido contagiados del virus y el H. Julio Herrera de la
Comunidad de Valladolid (España) murió como consecuencia del mismo. El resto lo ha superado y
está fuera de peligro. Sabemos que algunos miembros de Fraternidades, profesores y familiares de
Hermanos y de miembros de la Familia Sa-Fa han padecido la enfermedad y varios han fallecido.
Sois muchos los que habéis perdido familiares o amigos. Os acompañamos con la oración y la
cercanía. Que el Señor les tenga junto a Él y que su memoria se mantenga muy viva entre nosotros...
“Es un deber del pastor velar por su rebaño para que ninguna oveja se pierda”.
Hermano Gabriel, Circ. N° 6, pág. 7.
Desde el 13 de marzo pasado no hemos vuelto a nuestro Colegio, a recorrer sus pasillos, a disfrutar de los recreos y sobre todo del contacto personal y cercano entre nosotros y con nuestros estudiantes. Claro que no estábamos preparados, pero como ya he planteado, nos hemos reconvertido frente a la nueva situación que afectó a nuestro país y al mundo.
En un principio serían dos semanas o quizás tres contando Semana Santa, tal vez cuatro; ¡pero increíblemente pasaron catorce! Sin poder imaginarlo, nuestras aulas y tareas cambiaron por nuestros encuentros por meet, el uso de classroom, videos, correos y un nuevo reinventarnos para mantener todos nuestros cursos -sin perder la cercanía de nuestro carisma SaFa- desde el acierto o el error ¡pero juntos lo logramos!...
Mensaje a la Familia Sa-Fa del Animador Provincial y de las Directoras Generales del Liceo Nuestra Señora de Guadalupe de Canelones, del Colegio y Liceo Sagrada Familia de San José de Mayo, del Colegio y Liceo Sagrada Familia de Montevideo, del Colegio y Liceo Sagrada Familia de Salto y del Colegio San Juan Bautista de Montevideo y de la Directora de Inicial y Primaria de Colegio San José de Minas.
Roma, 20 de abril de 2020
Estimados Hermanos, miembros de las Fraternidades Nazarenas, Aspirantes a Hermanos, Comunidades Educativas, Comunidades cristianas, Catequistas y amigos de la Familia Sa-Fa:
Recibid en mi nombre y en nombre del Consejo General un fraternal saludo y nuestros mejores deseos de que el Señor nos conceda la paz y la alegría en este tiempo de Pascua.
La contemplación de la resurrección de Jesús nos abre el horizonte de la esperanza en un
momento difícil para tanta gente que sufre las consecuencias del coronavirus, el terrorismo, las guerras,
el hambre y la recesión económica.
En este momento todos los Hermanos están bien. El Hermano Basile Ramde de la Comunidad
de Ars (Francia) y el H. Victor Sawadogo de la Comunidad de Ouagadougou (Burkina Faso) han
contraído el coronavirus, pero gracias a Dios se encuentran bien. El resto de los Hermanos están
confinados en sus Comunidades en todos los países. La prudencia y el cumplimiento de las leyes deben
ser los criterios a seguir.
Nos han llegado noticias del fallecimiento de algunos familiares de Hermanos, de familiares de
miembros de la Familia Sa-Fa o de amigos de los Hermanos. Ponemos en las manos del Señor a estas
personas fallecidas y a sus familias para que encuentren en Él la misericordia y el consuelo.
Todas nuestras obras apostólicas están cerradas pero se sigue la actividad docente on-line en la
media de las posibilidades de cada lugar. Las leyes de los gobiernos respectivos han sido cumplidas en
todos los casos.
Algunas casas de formación continúan su vida cotidiana en el interior de las mismas. En algunos
lugares se ha enviado a los aspirantes a casa. De momento Hermanos y formandos están bien.
La Administración General y las Provincias han suspendido las reuniones presenciales, los
encuentros y las visitas canónicas previstas para estos meses. Así mismo, algunos Hermanos que debían
viajar por razones de misión no han podido hacerlo y las actividades vocacionales, pastorales y
educativas programadas se han tenido que suspender. Todo ello está generando una serie de limitaciones
y pérdidas en todos los sentidos, que se van acumulando con el paso de los días, y que tendrán
consecuencias en nuestra vida y misión.
Estimados Hermanos, miembros de las Fraternidades Nazarenas, Aspirantes a Hermanos, Comunidades Educativas, Comunidades cristianas, Catequistas y amigos de la Familia Sa-Fa:
Recibid mi afectuoso saludo en este tiempo de Pascua que nos da la alegre noticia de Cristo resucitado. La resurrección de Jesús llenó de alegría y de paz a los discípulos. La tristeza y el temor dio paso en ellos a la confianza y la fe en Jesús Mesías. Esta noticia llega también a nosotros hoy y nos invita a seguir creyendo en Jesús, vivo y presente, que nos trae la nueva vida del Reino que es «justicia, paz y gozo» (Rm 14, 17).
Cuando contemplamos la pasión y muerte de Jesús en la cruz entendemos de un modo natural el dolor y el drama vivido, ya que nuestra experiencia de sufrimiento y de muerte nos ayudan a su comprensión. Sin embargo, cuando contemplamos la resurrección de Jesús, nos faltan elementos para entender su alcance porque es algo novedoso. Por ello, quiero invitaros a acercarnos al misterio de la resurrección, mirando a Cristo como la luz y la esperanza que trae al mundo la vida plena, la fraternidad y la paz.
La pasión y la muerte de Jesús sucedieron en un escenario público y con una muchedumbre que gritaba. La resurrección de Jesús, por el contrario, aconteció privadamente y en el silencio. En muchas pinturas artísticas alusivas a la resurrección de Cristo, los soldados que custodiaban el sepulcro aparecen dormidos, sin darse cuenta de lo que sucedía. Podemos ver en estos soldados la actitud de tantos hombres de nuestra época que no perciben la presencia del resucitado. Quizá nosotros tengamos una parte de soldados que duermen y no llegamos a percibir la luz que estalla dentro de los sepulcros de nuestro mundo.
La piedra de entrada al sepulcro apareció movida y nadie se lo explicaba. La Pascua, decía en una ocasión el Papa Francisco, “es la fiesta de la remoción de las piedras. Dios quita las piedras más duras, contra las que se estrellan las esperanzas y las expectativas: la muerte, el pecado, el miedo, la mundanidad. La historia humana no termina ante una piedra sepulcral, porque hoy se descubre la «piedra viva» (cf. 1 P 2,4): Jesús resucitado”.
La luz al final del túnel decimos. A veces no la vemos porque no hemos pasado todavía la curva que no nos permite ver la luz, pero confiamos que está. No hay muerte sin resurrección, vivir la cuaresma como la estamos viviendo pone a prueba nuestra fe y nuestra confianza en el Señor que ha resucitado y ha vencido a la muerte. Hace unos días el Papa Francisco en una homilía, que recomiendo reflexionar y meditar, nos decía, comentando el evangelio de la tempestad calmada: “Al igual que a los discípulos del Evangelio, nos sorprendió una tormenta inesperada y furiosa. Nos dimos cuenta de que estábamos en la misma barca, todos frágiles y desorientados; pero, al mismo tiempo, importantes y necesarios, todos llamados a remar juntos, todos necesitados de confortarnos mutuamente”.
Esta tormenta inesperada, furiosa y global, nos está poniendo a prueba y nos llama a dar un
nuevo sentido a lo que estamos viviendo “nos invita a despertar y a activar esa solidaridad y esperanza
capaz de dar solidez, contención y sentido a estas horas donde todo parece naufragar”. Quiero destacar la
entrega y dedicación constante y diaria de quienes están al servicio de los demás y “están escribiendo
hoy los acontecimientos decisivos de nuestra historia: médicos, enfermeros y enfermeras, encargados de
reponer los productos en los supermercados, limpiadoras, cuidadoras, transportistas, fuerzas de seguridad,
voluntarios, sacerdotes, religiosas y tantos pero tantos otros que comprendieron que nadie se salva solo”.
Cuantos padres de nuestros colegios y docentes están al pie del cañón dándonos el mensaje que han
comprendido que de esta tormenta no nos salvamos solos y siguen generando esperanza de vida,
mostrándonos a ese Jesús sufriente en la Cruz que dio su vida por nosotros: “En su Cruz hemos sido salvados
para hospedar la esperanza y dejar que sea ella quien fortalezca y sostenga todas las medidas y caminos
posibles que nos ayuden a cuidarnos y a cuidar” nos dice Francisco. Vivir la semana santa es animarnos a
crear “espacios donde todos puedan sentirse convocados y permitir nuevas formas de hospitalidad, de
fraternidad y de solidaridad”. ¡Gracias padres, gracias educadores por reavivar nuestra esperanza!...
“Se les presentó el Ángel del Señor, y la gloria del Señor los envolvió en su luz...
No temáis, pues os anuncio una gran alegría, que lo será para todo el pueblo: os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un salvador, que es el Cristo Señor".(Lc 2, 9 – 11)
Estimados Hermanos, miembros de las Fraternidades Nazarenas, Aspirantes a Hermanos, Comunidades Educativas, Comunidades cristianas, Catequistas y amigos de la Familia Sa-Fa:
Quiero comenzar este Mensaje de Navidad recordando la cita del evangelista San Lucas. “Os anuncio una gran alegría que lo será para todo el pueblo: os ha nacido un Salvador”. Este anuncio a los pastores vuelve a repetirse hoy dirigido a nosotros, nuevos pastores del siglo XXI.
La Navidad es un tiempo y un sentimiento. Todos procuramos que el tiempo de Navidad sea especial y para ello lo llenamos de gestos, tradiciones, viajes y regalos a los que damos sentido y valor. Así mismo, en nosotros recobran una fuerza grande algunos sentimientos como la alegría, el amor, la amistad, la paz, la familia, la solidaridad o la ilusión, que despiertan el anhelo de alcanzar lo mejor de la vida para nosotros y para los demás.
La Navidad es un tiempo y un sentimiento, pero sobre todo es un acontecimiento. Es el cumplimiento de las profecías al Pueblo de Dios: “El pueblo que caminaba en tinieblas vio una luz grande... Porque un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado” (Is 9,1.5). Es la manifestación más grande del amor de Dios que se hace hombre en la humildad de Belén. Un Dios que se abaja, se hace presencia y comparte la vida de los hombres.
La Navidad es uno de los misterios más determinantes del cristianismo, nos recuerda la encarnación de Dios en un hombre: Jesús, que ha venido al mundo para salvarnos, liberarnos y elevarnos a la categoría de hijos. Hacerse carne, como Jesús se hizo en la familia de María y José, es llevar a cabo el plan de Dios desde dentro, desde lo humano. Por eso, a nosotros, la Navidad nos lleva necesariamente a poner a Cristo en el centro porque es el que nos convoca a celebrar.
¡Cuánto nos cuesta hoy reconocer el misterio central de la celebración! Ha ido ganando demasiado terreno el ruido del mercado y pareciera que celebrar la Navidad se reduce al consumo y a la diversión. Es por ello, que se necesita un ejercicio de memoria y de fe, para volver a poner en el centro el misterio de Jesús hecho hombre. Esto es lo que nos convoca...
Roma, 1 de noviembre 2019
“Cada uno, como buen administrador de la multiforme gracia de Dios, ponga al servicio de los demás el carisma recibido”
1a Pe 4, 10
Estimados Hermanos, miembros de las Fraternidades Nazarenas, Aspirantes a Hermanos, Comunidades Educativas, Comunidades cristianas, Catequistas y amigos de la Familia Sa-Fa:
El mes de noviembre nos trae la cita obligada con nuestro Fundador, el Venerable Hermano Gabriel Taborin. Estamos convocados de nuevo a celebrar el día 24 el aniversario de su paso al cielo. Este año además, se celebra el 220 aniversario de su nacimiento (1 de noviembre de 1799). Hagamos que esta celebración nos acerque a su persona y nos haga ver en él un testigo de fe inquebrantable, de fidelidad a su vocación y de generosidad en la misión evangelizadora.
Esta mirada a su testimonio de fe, de respuesta vocacional y de misión la situamos en continuidad con el mes misionero extraordinario que ha vivido la Iglesia el pasado mes de octubre. Una llamada dirigida a los cristianos para despertar el anhelo de Jesús por llevar a todo el mundo el mensaje del Evangelio.
Como Familia Sa-Fa además, somos invitados a vivir y anunciar la alegría del Evangelio. Nuestro reciente Capítulo General nos pide transparentar la razón profunda de nuestra alegría que nace del encuentro personal con Jesucristo y poner los dones recibidos al servicio de la misión. Descubrir esos dones debe suscitar en nosotros la alegría, y esta alegría nos llevará a la misión.
El depositario de nuestro carisma fue el Vble. Hermano Gabriel. Este don de gracia personal ha pasado a ser don compartido por muchos. Así, la vocación personal se convierte a su vez en convocación a una familia carismática. Desde esta perspectiva, toda la Familia Sa-Fa se hace corresponsable de comunicar este don a los hombres: “Cada uno, como buen administrador de la multiforme gracia de Dios, ponga al servicio de los demás el carisma recibido”.
Os invito a fijarnos en dos momentos especiales que el Hermano Gabriel recordaba con gran alegría. Dos experiencias que nos pueden ayudar a enfocar nuestra respuesta de vida y de misión...
Estimados Hermanos, miembros de las Fraternidades Nazarenas, Aspirantes a Hermanos, Comunidades Educativas, Comunidades cristianas, Catequistas y amigos de la Familia Sa-Fa:
Hace pocos días con la celebración de la Pascua, alcanzamos el punto más culminante del calendario litúrgico. En este alegre clima pascual, las lecturas del libro de los Hechos de los Apóstoles que nos acompañan en las celebraciones de las eucaristías relatan el protagonismo del Espíritu Santo en los inicios de la Iglesia. Hombres y mujeres transformados por el Espíritu se convierten de repente en testigos valientes y apasionados de Cristo resucitado y la alegría del Evangelio se va abriendo camino por medio de los Apóstoles.
Confiando en esta garantía del Espíritu y consciente de que Él es el protagonista de la misión de nuestro Instituto os envío esta última Carta. Tres son los motivos que me llevan a escribirla: atraer vuestra atención sobre la celebración de nuestro próximo Capítulo General, dar cuenta sucinta de la actividad del Consejo General en este sexenio que termina y despedirme de vosotros.
Como en anteriores ocasiones, también me mueve a ello el seguir apoyando la experiencia de la propia vocación de cada miembro de la Familia Sa-Fa, favorecer la pertenencia de todos al Instituto y sostener el sentido de nuestra misión en la Iglesia y en el mundo. Tarea en la que experimento muy de cerca el “nosotros carismático” que amplía cada día el horizonte de nuestra familia que nos obliga a pensar, sentir, planificar y colaborar en perspectiva familiar.
En esta perspectiva familiar de pensar, sentir, planificar y compartir me referiré a las tres intenciones expresadas que seguirán el desarrollo de esta Carta: el 38º Capítulo General; el sexenio que ahora terminamos y mi despedida como Superior General. Con este propósito quisiera encontrar las palabras más apropiadas para centrar y poner de relieve estos tres aspectos de interés informativo que el Instituto registra estos días en su agenda y finalizar así la comunicación que he ido manteniendo con vosotros a lo largo de estos doce años. ¿Alcanzaré a expresar lo que os puede interesar? De cualquier forma, estoy seguro de contar con vuestra benevolencia y comprensión. Así pues, confiando en la intercesión de la Sagrada Familia y de nuestro Venerable Fundador, fieles acompañantes de nuestra historia, paso a referir los siguientes puntos. Veamos:
Ya han transcurrido varios meses desde la convocatoria del 38º Capítulo General. Con tiempo oportuno se anunció el tema, el lugar y las fechas de celebración. Ya se ha realizado la elección de los Delegados en todas las Provincias y la designación de los invitados por la Administración General. Igualmente, se han enviado tres Circulares con las indicaciones relativas a la celebración y la organización. Asimismo, la Comisión Precapitular envió oportunamente las Fichas preparatorias con el fin de recoger las sensibilidades y opiniones de los diferentes miembros del Instituto. Finalmente, hemos recibido de las Provincias las informaciones de cada una de ellas para elaborar el Informe General a presentar al Capítulo...
“Id y anunciad el evangelio” (Mc. 16, 15-20)
Estimados Hermanos, miembros de las Fraternidades Nazarenas, Aspirantes a Hermanos, Comunidades Educativas, Comunidades cristianas, Catequistas y amigos de la Familia Sa-Fa:
Recibid mi afectuoso saludo de Pascua en este tiempo en el que nos vamos preparando para la celebración de nuestro 38º Capítulo General. En este contexto pascual y congregacional se nos invita a vivir con la alegría del Evangelio los misterios esenciales de nuestra fe. Al hilo del tema de nuestro próximo Capítulo, el Papa nos recuerda que la “alegría” es el signo más elocuente del paso del Evangelio por la vida de las personas y el testimonio más elocuente de un cristiano en su tarea diaria. Por lo tanto, aprovechemos esta orientación para analizar cuanto hay en nosotros de rutina o tristeza para cambiarlo en novedad y alegría.
Así pues, en este saludo os propongo preguntaros por los “pasos de la alegría del Evangelio” que individual o comunitariamente tenemos que andar en los ámbitos personales, comunitarios, familiares, sociales o educativos. Creer en la resurrección de Cristo y celebrarla con alegría es confiar que el bien puede triunfar sobre el mal. La novedad de la Pascua de resurrección es una bella noticia que cambia la vida de todos los que creen en Jesús y compromete a los cristianos a divulgar el mensaje del Evangelio.
“Id y anunciad el Evangelio, nos compete a todos como tarea cotidiana. Se trata de llevar el Evangelio tanto a las personas cercanas como a las desconocidas. Es la predicación informal que se puede realizar en medio de una conversación o cuando visita un hogar. Ser discípulo es tener la disposición permanente de llevar a otros el amor de Jesús y eso se produce espontáneamente en cualquier lugar: en la calle, en la plaza, en el trabajo, en un camino” (EG 127). Este modo de anunciar el Evangelio nos invita a hacer visibles en nuestras vidas algunos signos de Cristo resucitado, entre ellos: la alegría, la paz y la esperanza.
El marco eclesial de los últimos meses ha puesto de relieve la atención evangelizadora que debemos prestar a los jóvenes. En unión con la Iglesia anunciemos que Jesús quiere hacerse presente en los corazones de todos los jóvenes y siguiendo al Venerable Hermano Gabriel tomemos el compromiso de acompañarlos en las aulas, en los patios, en la catequesis, en las redes sociales y en los ambientes donde los jóvenes viven. Estar en medio de ellos nos identifica con nuestra vocación y recuerda nuestra misión...
“Al llegar la plenitud de los tiempos envió Dios a su Hijo nacido de una mujer para que recibiéramos la adopción de hijos”
(Gal. 4.4-5)
Estimados Hermanos, miembros de las Fraternidades Nazarenas, Aspirantes a Hermanos, Comunidades Educativas, Comunidades cristianas, Catequistas y amigos de la Familia Sa-Fa:
Comienzo mi mensaje de Navidad con esta cita de la carta de San Pablo a los Gálatas que oiremos con frecuencia estos días en la liturgia navideña y que sintetiza el misterio de la Navidad. Estas palabras del apóstol Pablo resumen la teología del nacimiento de Jesús, testifican nuestra condición de hijos de Dios y enseñan cómo Dios actúa en la historia de los hombres a través de las personas y en esta ocasión mediante la colaboración creyente de la Virgen María y de San José.
Por esto mismo, en este saludo os invito a entrar en el misterio de la Navidad de la mano de los padres del Niño Jesús porque con sus respectivos síes facilitaron que “la Palabra de Dios acampara entre nosotros”. Pero entrar de la mano de María y de José en la Navidad nos obliga a situarnos en los marcos simbólicos de Belén y Nazaret, contextos naturales del misterio de la Encarnación por el que Jesús se hace presente en las realidades concretas de nuestro mundo.
Decir Belén y Nazaret equivale dar valor a lo cotidiano, a lo pequeño, a lo simple, al silencio y al anonimato. Significa saber descubrir el valor redentor de una vida sencilla con sus penas, trabajos y alegrías. En la tradición Sa-Fa repetimos con frecuencia la invitación a encontrar en el misterio de la Encarnación “la sabiduría que nos guíe en la vida”, una excelente máxima para meditar, celebrar y vivir la Navidad de este año.
El camino de esta sabiduría exige practicar el silencio interior para estar en sintonía con el Señor; facilitar que el Niño-Dios se encarne en nuestra manera de pensar y hacer; dejarnos interrogar por su Palabra para saber orillar nuestros proyectos personales; aceptar decididamente nuestra disponibilidad para la misión; confiar en que Dios no nos dejará solos y en poseer la valentía necesaria para aceptar el Plan de Dios en nuestras vidas. Recorrer los pasos de dicha sabiduría es una manifestación clara de nuestro carisma nazareno para saber estar en el mundo, comprenderlo, quererlo y hacer realidad nuestra fe....
Estimados Hermanos, miembros de las Fraternidades Nazarenas, Aspirantes a Hermanos, Comunidades Educativas, Comunidades cristianas, Catequistas y amigos de la Familia Sa-Fa:
Un año más la celebración de la fiesta del Venerable Hermano Gabriel me brinda la oportunidad para agradecer al Señor el regalo del carisma taboriniano dedicado particularmente “al servicio de Dios y del prójimo”. Hacer de nuestra vida una vocación de servicio y disponibilidad a las necesidades de la infancia y de la juventud me parece una excelente manera de recordar la figura del Hermano Gabriel Taborin en los espacios de nuestras instituciones.
La frase que encabeza este saludo me motiva a fijar mi atención en la explicación que Jesús dio a sus discípulos “No he venido a ser servido sino a servir” (Mateo 20, 17-28), un excelente proyecto de entrega a los Hermanos y compañeros, a las familias y a los destinatarios de nuestra misión. Con motivo de la fiesta del Fundador de este año, reafirmemos nuestra vocación de servicio a los demás y hagamos de ese servicio el criterio de actuación en el ámbito de nuestra vida y misión.
En la vida y obra del Hermano Gabriel el servicio a la Iglesia y a la sociedad fue un factor diferenciador que tenemos que seguir actualizando para que su carisma permanezca vivo entre nosotros. Especialmente en este mes de noviembre os invito a acercaros a la vida de nuestro Fundador y a valorar su vocación de servicio a Dios y al prójimo. Un ejemplo a valorar en las circunstancias que cada uno de nosotros tenemos que vivir hoy.
...Queridos Hermanos, Fraternidades y Comunidades Educativas:
En el día de mañana es fiesta en todas nuestras Comunidades. Nos hemos preparado a lo largo del
mes con actos, celebraciones, muestras de actividades, carteleras y seguramente con la reflexión y la
oración fruto de una memoria agradecida.
Simplemente quiero compartirles un saludo fraterno de la comunidad de Hermanos y un relato, para darle a este
acontecimiento la profundidad y la emotividad que corresponde. Es el relato del Hno. Amadeo, 2° Superior
General, que fuera la mano derecha de Gabriel en la animación y conducción del Instituto y luego su
sucesor. En carta a los Hermanos les hablaba de esta manera:
“Amadísimos Hermanos:
“¡Hemos quedado huérfanos! La muerte acaba de arrebatarnos a nuestro amadísimo Fundador y Superior General.
“Frente a una pérdida tan grande ¿por qué tratar de esconder nuestras lágrimas y repetirnos que ya me está con nosotros este buen padre a quien amábamos tan tiernamente y quien a su vez, nos rodeaba de tanto afecto?
(...)
“El viernes 18 de este mes, recibió los últimos sacramentos en presencia de toda la Comunidad. Nunca olvidaremos los sentimientos de fe vida y de tierna piedad que manifestó durante esta enternecedora ceremonia. Cuando quiso pedirnos perdón por las penas que él hubiera podido causamos durante el curso de su vida así como de la poca edificación que él suponía habernos dado, los sollozos estallaron y derramamos abundantes lágrimas.
“El martes 22, con visibles sentimientos de contrición recibió la indulgencia al artículo de la muerte. Después dijo con voz conmovida: ¡Oh cuántos favores el buen Dios me concedió estos días en mi lecho de dolor!. Se lo agradezco con toda el alma. Varias veces más lo hemos oído expresar los sentimientos de profundo agradecimiento que desbordaban de su corazón.
“Durante el día 23 la fatiga aumentó y la respiración se volvió dificultosa. El mismo veía que su fin se acercaba y lo decía tranquilamente. En cierto momento llevando su pensamiento a todos sus hijos espirituales dispersos en diferentes lugares dijo: “Ojalá estuvieran aquí esos buenos Hermanos para que les vea por última vez y les dé mi postrera bendición”. Luego agregó: “Bendigo a mis Hermanos en cada instante, quiera Dios que esas bendiciones aseguren su felicidad”.
Que el Hno. Gabriel nos siga bendiciendo a todos, bendición que nos haga felices, sencillos, alegres y fieles continuadores de la obra de la que el Espíritu quiso hacerlo Fundador y Padre.
Queridos Hermanos, Fraternidades, Socios, Directivos, docentes, catequistas y miembros de la Familia Sa-Fa:
En este día de fiesta de familia, de conmemoración agradecida y de alabanza al Padre por el don de la vida del
Hno. Gabriel para la
Iglesia y para nosotros les hago llegar un especial saludo de Hermano en nombre personal y del Consejo Provincial.
Que el gozo en el Espíritu nos acompañe a lo largo de esta jornada en las variadas muestras de cariño hacia
nuestro Padre Fundador.
Que su ejemplo luminoso siga animando nuestro camino de seguimiento de Jesús especialmente dejándonos penetrar por
ese rostro misericordioso que lo transformó en “don para los demás”.
Que también nuestra familia religiosa en carisma y misión compartidos, sea don para la Iglesia y la sociedad local
donde nos ha puesto el Señor.
Fraternalmente en JMJ y el Hno Gabriel